Cultura de la violación

De Rousseau a Las Tesis

Retrato de Jean-Jacques Rousseau. Autor desconocido. Dominio público.


Recientemente se ha producido en el Congreso de los Diputados una discusión a propósito de si el término cultura de la violación es aceptable en dicha cámara. Resulta que dicho término, o su equivalente en inglés rape culture, viene siendo de uso habitual en el feminismo desde la década de los setenta e incluso es utilizado por la ONU en sus publicaciones. El concepto cultura de la violación se refiere a la normalización social de la violación en base a actitudes sociales sobre el género y la sexualidad. 


Según ONU Mujeres


La cultura de la violación se da en entornos sociales que permiten que se normalice y justifique la violencia sexual, y en estos entornos se alimenta de las persistentes desigualdades de género y las actitudes sobre el género y la sexualidad. Poner nombre a la cultura de la violación es el primer paso para desterrarla.


Dicha normalización puede pasar desapercibida, e incluso ser negada, cuando la tenemos interiorizada. No es raro que en un caso de violación muchas de las reacciones carguen, al menos en parte, la culpa en la propia víctima: la culpa era suya, de donde estaba, de como vestía…


El problema viene de antiguo. Por circunstancias de la vida este curso algunas de mis horas de clase son de Ámbito Social de ESPA, y acabamos de empezar con el tema dedicado a los siglos XVIII y XIX. Entre los estándares de evaluación (sí: todavía tenemos un currículo de 2019) me encuentro lo siguiente:


4. Conocer las características de las primeras constituciones y la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano. La exclusión de la mujer como sujeto político.


4.1. Conoce y comprende la importancia de los derechos y libertades recogidos en las primeras constituciones y en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. (SIEE) 


4.2. Es consciente de la marginación de la mujer como sujeto político en el nuevo sistema, y de la lucha de algunas mujeres y hombres por la igualdad. (SIEE)


Así que, para situar a mi alumnado en contexto, les hablé de la querelle des femmes y les pasé una parte  del Libro V del Emilio, o de la educación de Rousseau. En el texto que les proporcioné el conocido filósofo de la Ilustración exponía, a propósito del hombre y de la mujer, ideas como las siguientes:


Uno debe ser activo y fuerte, el otro pasivo y débil: es totalmente necesario que uno quiera y pueda; basta con que el otro resista poco.


Establecido este principio, de él se sigue que la mujer está especialmente hecha para agradar al hombre; si el hombre debe agradarle a su vez es una necesidad menos directa, su mérito está en su potencia, agrada por el mero hecho de ser fuerte.


Si la mujer está hecha para agradar y para ser sometida debe hacerse agradable para el hombre en lugar de provocarle: la violencia de ella reside en sus encantos, con ellos debe forzarle a él a encontrar su fuerza y a utilizarla.


Y, bueno, el problema es que Rousseau todavía pasa por ser un referente en la historia de la pedagogía… (busquen en Google Rousseau pedagogía si no me creen). De aquellos polvos, estos lodos. Si el Emilio no es cultura de la violación apaga y vámonos. Mary Wollstonecraft ya puso el grito en el cielo, pero con poco éxito.


Siempre nos quedarán Las Tesis, eso sí. 


Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía.