Que se largue el baile: las orquestas y Los Ramblers
Pensar en el rock como una forma de construir una cohesión entre la juventud. Al igual que en Aguilares, la situación de la música popular dentro de “La Perla del Sur” tenía un poco más de desarrollo en referencia a los músicos populares. Aquí el rol de las orquestas que se encargaban de amenizar un poco más los bailes se iban reconvirtiendo hacia una realidad de los 60’s que movían la escena musical hacia el baile. Los 60’s, en cuanto a lo cultural dentro de Concepción era muy distinto a lo que quizás podemos conocer y entender hoy: cines, bailes, confiterías y disquerías como la de la familia Courtade. Esta última será uno de los puntales para el surgimiento de este movimiento de rock y beat que se llevará adelante en Concepción, un espacio que como recuerda Carlos Pedraza, organista de Sonido Beat, le permitió escuchar a músicos como Jimi Hendrix. En síntesis, todo esto se construyó como un combo que de tan mezclado solamente cabía una realidad: el surgir y animarse.
En este contexto, musicalmente hablando, las orquestas fueron el centro principal en la década cultural concepcionense, con espacios comunes que compartían en el sur de la provincia. Parte de la evolución musical marcó el paso de una orquesta como la tenemos imaginada, a un conjunto ampliado que giraba en torno a la figura de un hombre principal dentro del mismo. Así las figuras de Lito Taboada y Henry Varela, fueron los máximos exponentes y son un común denominador de algunos recuerdos que rondan acerca de la época nos dejan entrever que en esas agrupaciones los ritmos tropicales se mezclaban con algo de rock, twist y de a poco canciones de Los Beatles que inundaban las modas de la juventud.
Algo bien puntual que plantea el guitarrista Luis Brito, es que estas orquestas se dedicaban a tocar en bailes y carnavales, así que indefectiblemente se tenía que tocar lo que el público pedía. Un dato no menor y que interesa sobre estas agrupaciones, el rol que cumplió el baterista Hugo Néstor Chumba, más conocido como “Teddy Dinamita” Chumba, quien durante muchos años pudo mantener el record Guiness de resistencia de tocar la batería por 56 horas y 46 minutos. A partir de eso, su renombre resaltó por sobre los demás, recibiendo inclusive una batería de CAF como premio por ello. Esa idea de fomentar el trabajo popular continuó durante décadas, en donde en estas orquestas se moldeaban músicos como Johnny Salvatierra en guitarra, Curro Sueldo en bajo, Roberto Gramajo o el mismo Luis Brito. En este sentido, esas posibilidades se abrieron a otros conjuntos como Los 4 del Ritmo ya en los 70’s. Entre estas agrupaciones destacaba el papel de Teddy Chumba, baterista que durante muchos años mantuvo el Guiness de resistencia y que tuvo un rol activo por unas cuantas décadas.
En este entorno, la influencia de la Nueva Ola hacía estragos dentro de las percepciones adolescentes y así aparecieron unos primeros conjuntos como Los Ramblers que como grupo juvenil se alejaron de las orquestas, tocando rock and roll y twist. De acuerdo con Carlos Pedraza, su primo “Pilín” Pedraza fue uno de los formadores de la nueva música que giraba entre los chicos alrededor de 1965. Sin embargo, a medida que se fueron haciendo de un nombre empezaron a tocar “de todo”. A partir de ahí la trayectoria de la banda se fue diluyendo en otros conjuntos que fueron modificándose hacia Los Dolares y luego hacia los 70’s Luz Roja
La música como bandera: Los Rebeldes
Otros de los conjuntos que siguen manteniéndose en el recuerdo de los imaginarios de esa época es el de Los Rebeldes, un grupo de jóvenes que asistían al nivel secundario y que entre finales del 68 y finales del 71 hicieron su trayecto con gran ahínco. Dos de sus protagonistas, Jorge y Eduardo Carrizo (no emparentados) hablaron sobre sus recuerdos de una de las bandas señeras de “La Perla del Sur” en cuanto a rock de la Nueva Ola y el Beat. De acuerdo con Jorge Carrizo, Los Rebeldes tuvieron cierta injerencia ya que pudieron tocar en otras ciudades y provincias, pero todo desde lo amateur. “Todos nuestros equipos eran malos”, el salir adelante era un acto de resiliencia y eso fue lo que buscaron llevar adelante, con amor la música sale.
Las condiciones técnicas en los inicios de Los Rebeldes resultaban bastante deficientes, pero las ganas podian más. Así en su repertorio se empezaba a crear una onda ligada fuertemente a Los Iracundos. La música, de acuerdo con Eduardo, nace en el tercer año; la primera actuación fue en una kermesse para juntar fondos para la Escuela de Comercio. Fue en un festival de ritmos modernos que se desarrolló en el antiguo gimnasio Pablo Haimes, actual Plaza donde entre otros músicos, Luis Brito de Los 4 del Ritmo tocaba por primera vez al público también. El simple hecho de formar el conjunto fue un premio. En ese momento, y durante el corto pero intenso recorrido, Los Rebeldes formaban con:
– Jorge Carrizo: cantante
– Eduardo Namur: guitarra ritmica
– Eduardo Carrizo: primera guitarra
– Juan Aquino: bajo eléctrico
– Ramón “Cholo” Barrera: batería
Adquirir los instrumento no fue una tarea sencilla, y alguna guitarra y el bajo se consiguió comprándoselos a miembros de Los Ramblers. El equipo de voces era dificultoso de adquirir, pero si alcanzó por un préstamo que fue devuelto, un equipo Tronlite, dos parlantes de cuatro columnas. Tenía como característica un efecto de sonido para la primera guitarra que daba una reverberancia, que llevaba a que el instrumento se asemejara mucho a lo que se escuchaba en los LP de Los Iracundos. En su rol como guitarrista principal, pudo armar su instrumento como una joya, el mástil de la guitarra estaba hecha con acero inoxidable. La batería se constituía por redoblantes, bombo y platillos. Como dice Eduardo, “la música es algo tan bueno, que une”, algo sobre lo cual Jorge concuerda y da cuenta de cómo la época de Los Rebeldes fue un momento único en sus vidas.
Los Rebeldes, efectivamente, en su inicio como grupo estudiantil no dejaron de ser una lucha para con los padres que no querían a los hijos como músicos profesionales. Ahí se constituyó ese espíritu entusiasta del grupo que provocó que pocas veces recibieran alguna paga por tocar: en la inauguración del Bar Plaza en Aguilares de acuerdo con Jorge y en la gira a Salta (Apolinario Saravia) de acuerdo con Eduardo. Como grupo estudiantil tuvieron una fuerte repercusión con toda la juventud, pudiendo tocar inclusive en el anfiteatro del Colegio Nuestra Señora de la Consolación, siendo uno de los primeros (sino el primero) grupos de rock que ingresaron a esa institución religiosa. Entre tantos festivales pudieron tocar en el Festival de la Papa, de importancia relativa ya que de acuerdo a lo que comenta Jorge reunía a distintos ganadores de festivales locales lo que daba cierto renombre a éste. La nota de color está en que son contratados de improviso, ya que eran Los Iracundos quienes se iban a presentar, pero un desperfecto en el camino obligó a los organizadores a llamar a quienes lo hacían tan bien como ellos: Los Rebeldes. Eso fue un puntapié, que les permitió tocar en la Municipalidad de Concepción, también frente a la Caja Popular.
Como dice Eduardo Carrizo, en las épocas de carnaval eran contratados para distintas partes: “vos tenías una entrada (…) y después en otro lugar (…) estabamos toda la noche”. Los equipos se movían en una Fiat 1500 rural, y eso les permitía acortar rápido las distancias. Muchas de esas actuaciones se dieron en Aguilares y Juan Bautista Alberdi. Recuerda Eduardo que en Aguilares particularmente se hacían concursos de música moderna en donde se votaba, a través de la compra de la entrada, por una banda en particular. En este contexto vale pensar, ¿dónde se realizaban los ensayos? Simple, en un garage a media cuadra de la Plaza Mitre en la casa de Eduardo Namur. Y eso les permitía tocar en el centro concepcionense, en la Confitería La Estrella, en la Galería King, el antiguo cine Odeón y en el Boxing Club. Son recuerdos que estan presentes tanto en la memoria de Jorge como Eduardo, sobre todo con La Estrella, donde recuerdan que estaban contratados todos los sábados y que en esa situación por ahí tenían unos pedidos de espera por parte de los feligreses de la Catedral para iniciar con el espectáculo.
Eran tiempos de pagar para tocar recuerda Eduardo. El primer equipo de Los Rebeldes se compró el 20 de julio de 1969, marca Ucoa, siendo coincidente con la llegada del hombre a la luna: “nosotros vamos a verlo al equipo, y en la vidriera del negocio donde nosotros comprábamos el equipo, llegaba el hombre a la luna.” Lo poco que se lograba conseguir se destinaba al conjunto.
Ya para este tiempo, al repertorio de Los Iracundos se iba sumando canciones de beat: Los Náufragos, Los Gatos, La Joven Guardia, Industria Nacional, Trocha Angosta. En este sentido, todos los discos se conseguían en la disquería de Courtade, algo que les permitía acceder a las últimas novedades discográficas. Esos extras del repertorio seguían replicándose en los festivales y confiterías, pero el hecho de no tener un representante consideran que les impidió ir más allá, ya que no lograron presentarse en radios ni en la Caja N. 10 de Canal 10.
De acuerdo con Jorge, a pesar de las dificultades, lograron hacer una gira por Salta. Particularmente fueron por Apolinario Saravia, en un taxi contratado donde con todo el instrumental a cuestas pudieron tocar dos noches seguidas. Con cariño se recuerda que entre ellos armaron la cartelería para difundir la presentación, algo que daba cuenta de la unión interna existente entre ellos. Con un éxito importante entre la juventud, ya comenzaban a compartir escenario con Sonido Beat. Estos dos grupos fueron mostrando sus improntas frente al público concepcionense, pero particularmente el caso de Los Rebeldes llegaría a su fin entre finales de 1971 e inicios de 1972, la secundaria se había terminado y ante la imposibilidad de dedicarse profesionalmente con la música, tal como los padres decían, llevó al fin del grupo y a convertirlo hoy, en un grato recuerdo
Rock, rock y beat: las impresiones sobre Sonido Beat
Entre las bandas que destacaron, y más allá de Los Rebeldes, aparece también Sonido Beat, que comienza “en un verano de Carnaval cuando lo contratan para tocar en el recreo Miguelito Miguel en Trinidad” de acuerdo a Carlos Pedraza. Ahí, con su acordeón a piano se encuentra con los hermanos Jatip, formando la Agrupación 70 de poca vida, solo para ese carnaval. “Tato” Jatip, Daniel Jatip y Hugo Jatip, guitarrista, bajista y baterista, más “Pinky” Jatip y Pedraza. En mayo del 70 los hermanos consiguen un crédito para comprar instrumentos y sonido, uno para guitarra por donde salía la guitarra y un Tronlite que también tenían Los Rebeldes, junto a un equipo “hechizo” de un ingeniero electrónico de San Miguel de Tucumán, Miguel Serrano, más un waffle de bajo por donde salía el teclado y el bajo. De acuerdo con Pedraza ese es el momento fundacional de Sonido Beat
- “Tato” Jatip: primera guitarra y voz
- Daniel Jatip: bajo
- Hugo Jatip: batería
- Raul Chicco: voz
- Carlos Pedraza: órgano y dirección musical
Un denominador común respecto a las otras bandas fue que todos, a excepción de “Tato” eran estudiantes, y el finalizar el secundario era sinónimo de estudiar o trabajar, tiempos distintos en donde la realidad no solo capitalina, sino de Concepción, marcaba la vida de los jóvenes. Dedicarse a la música no era una opción, y eso es algo que salta a la vista en los recuerdos, muchas veces movidos por las palabras de los padres. Y a pesar de eso uno da cuenta de conocimientos y facilidades para la música, como son los casos de Eduardo Carrizo de Los Rebeldes, Carlos Pedraza quien más allá de su profesión se sigue dedicando a la música actualmente, o Hugo Jatip, sobre quien Pedraza afirma que tenía unas dotes increíbles con la batería no solo “sacando” temas sino que en los recitales podía brindar su propia impronta; “era un tipo que vivía creando” dice Pedraza.
El repertorio no era de música tropical, pero con algunos elementos del beat popular del momento como Los Náufragos, Trocha Angosta e Industria Nacional. Siempre siguiendo la palabra de Pedraza, el fuerte sin embargo eran Los Beatles, Creedence Clearwater Revival con “Ramble Tamble” (con el cual ganaron un certamen de rock en Simoca). En Aguilares, con Birthday de Los Beatles ganaron también un festival; un repertorio que los hacía distintos. En ese contexto fueron haciéndose conocidos en Concepción a pasos agigantados, algo que la juventud empujó y llevó a que fueran en 1971 a tocar en Córdoba en boites y clubes de sociales. Más allá de eso, en su corta vida pudieron tocar en la provincia en Famaillá y Bella Vista.
En cuanto a los instrumentos usados, Carlos recuerda con cariño que su órgano era un Philicorda adquirido en Casa Allende en San Miguel de Tucumán, lo que se podía conseguir dadas las circunstancias económicas del momento. Respecto a la guitarra, “Tato” se la había comprado a su primo “Pilín” y el dato de color aparece al llegar a un ensayo, escuchémoslo en palabras del propio Carlos. Al llegar a un día de ensayo, recibió la rápida respuesta del guitarrista: “Hoy no hay ensayo, está desarmada la guitarra, porque estoy cansado de andar a pedal”. La guitarra efectivamente tenía un pedal de distorsión al piso, ¿el resultado? “Tato” lo desarmó, a la guitarra inclusive, a la cual cavó y puso el dispositivo para activar mediante un botón en el cuerpo de la guitarra. La primera guitarra salía muy bien recuerda, al igual que los temas en inglés. La batería era un injerto en donde, no servían algunas partes, por lo que Jatip compró un redoblante CAF y platillos Estambul.
En sus cortos momentos pudieron llegar hasta la antigua LV12, en donde pudieron salir en vivo siendo presentados por “Cacho” Viotti y Etta Guzmán, dos locutores excelentes del momento. Forjando una identidad de Sonido Beat, que pudieron crear un recuerdo en la gente con una canción conocida como “El loco Luis” que la tocaron en un festival en el estadio de Concepción Fútbol Club como teloneros de Alma y Vida, uno de los grupos de viento más recordados por la memoria colectiva. Sonido Beat tocó Del gemido de un gorrión y La Gran Sociedad, con unos arreglos que los recuerda como casi perfectos. También fueron teloneros de Los Náufragos, Elio Rocca, Jorge Cafrune y “Marito” entre tantos otros. Los conflictos internos fueron surgiendo, y más allá de llegar hacia finales del cursado de los jóvenes, fue poniendo fin a una aventura que queda gratamente inserta dentro del recuerdo de su protagonista.
A modo de cierre
Pensar la escena musical de Concepción de finales de los 60’s, es sin dudas un desafío muy grande pero interesante, sin lugar a dudas que la cultura musical que fue rodeando a los jóvenes concepcionenses fue marcando un camino que a lo largo de las siguientes décadas, no hizo más que asentarse. Las dificultades, comunes para todas las bandas,de profesionalizarse por la ausencia de oportunidades y la necesidad de trabajar fue marcando los rumbos de cada uno de estos músicos que hicieron su vida, sino con la música como el caso de Luis Brito, si a la par. Concepción en la década de 1960 fue una explosión cultural y ejemplos como Los Rebeldes o Sonido Beat, marcan un contexto que ¿fue común para otros lugares?
Comments
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