Viento

  • ¿Qué es el viento?

  • Es sólo aire

  • ¿Qué es el aire?

  • Uno de tanto gases, o una mezcla de gases, en realidad

  • ¿Por qué se siente diferente del aire?

  • Porque el viento lleva velocidad

  • Mmm... ¿y es sólo eso?

  • Sí, algo muy simple, hay cosas más importantes en que pensar

  • ¿Cómo qué?

  • No sé, el espacio, la tecnología, la ciencia, la sociedad, el ser humano. Muchas cosas. El viento siempre ha estado ahí con nosotros, cosas nuevas

Creo que me gusta el viento, me gusta el agua, se parecen, quizá son hermanos; el viento es más joven y el agua es más vieja, ya no se mueve tan impulsivamente, piensa antes de cada paso porque conoce las consecuencias. Eso parece, el agua arrastra barcos que flotan en ella y el viento no puede hacer eso. Quizá son amantes que hacen el amor durante una tormenta y el resto del tiempo sólo son caricias y pequeños gestos que denotan complicidad, como siempre, no todos están invitados pero una vez que se conoce el juego es fácil percibir las señales. Quizá estoy siendo demasiado romántico, son sólo dos amigos enfrascados en una discusión después de unas cuantas copas, ninguno gana, no quieren hacerse daño, pero tampoco se van limpios, ambos reciben y dan al menos un par de golpes al otro.

Vivo en un edificio alto, muy alto, más de lo que quisiera algunas veces, veo las gaviotas planear y pienso que nadan, imagino las olas que no soy capaz de ver que se extienden sobre la ciudad. No las nubes, sólo viento, olas grandes y silenciosas sin espuma, olas de altamar que arrastran todo a su paso pero parecen tan estáticas desde lejos. Me gusta pensar que logro ver como el viento rompe contra los edificios. Sería posible poner obstáculos a su paso, sería posible hacer que respetaran un poco más un día soleado de primavera, sería posible obligar al viento a venir en los calurosos días estivales, cuando ha decidido que no somos de su agrado y decide pasar una temporada lejos de aquí, quizá invitándole una copa se dignaría a refrescarnos, pero quizá no bebe lo mismo que nosotros, pues, son esos mismos días aquellos en los que la gente más bebe.

Algunas veces el viento me canta, cuando se cuela entre las rendijas de las persianas y ventanas del departamento, es un canto antiguo, como el de las sirenas, peligroso, potente, uno intenta resguardarse, pero no hay que olvidar que es sólo un canto, no son gritos, hay melodía y ritmo, hay un compás. Tampoco hay que ceder, no hay que dejarse hipnotizar por sus zalameras voces, el viento también arrastra y nosotros somos pequeños, muy pequeños, el viento sólo quiere jugar con nosotros pero nos puede hacer mucho daño. Lo mejor es resguardarse y disfrutar de su concierto improvisado.

Será que los edificios grandes entran en la parte profunda del viento, que, curiosamente, está arriba y no abajo como el ser humano esperaría y hacen que salpique un poco en las calles y jardines; será que hay formas menos agresivas y que opongan menos resistencia a su paso, quizá podríamos experimentar un poco con eso y construir para hacernos sus amigos y no sólo para nuestros ojos. Me gustaría saber como los árboles afectan su tamaño y velocidad, quizá ellos pueden hablar mejor con él y convencerlo de que se relaje.

Las velas de los barcos funcionan con viento, uno ingenuamente pensaría que sólo el empuje del viento puede mover, pero el arrastre es igualmente poderoso. La presión y esa necesidad de equilibrio hacen que uno también pueda jugar con eso. Quizá los edificios podrían ser un poco más receptivos a los caprichos de nuestro amigo el viento, tal vez no es la mejor perspectiva esperar que mucho viento esté reunido y sería más fácil dialogar con poco viento, no sé, la diferencia de presiones podría usarse para generar energía en las fachadas, la presión podría usarse para generar flujos que ayuden al equilibrio térmico, el viento nunca es sólo el viento.

Es más, quizá no es sólo uno, quizá hay muchos vientos, cada uno con su forma de ser, así como existen muchos seres humanos en el planeta. Tal vez son una comunidad y las nubes son sus mercados, no vemos el viento, pero vemos las mercancías que diligentemente mueven de un lado a otro, ¿para qué las usan? quizá algún día nos lo digan cuando alguien sepa escucharlos.

Cuando sea grande quiero estudiar el viento.

Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento
            Rubén Darío