No cabe duda que tras la pandemia, las desigualdades existentes en cuanto a la educación y desarrollo de nuestros más pequeños es una brecha aún mayor. Cumplir con los deberes o tareas escolares a través de un servicio online es para muchas familias un sacrificio. Sin contar con el uso de aparatos como pc o portátiles compartidos con los miembros de la familia. Simplemente no estabamos preparados para algo así. Incluso la entrega de material como tabletas en los colegios es una idea oportuna para paliar la escasez de recursos de las familias más necesitadas. Las diferencias entre países como Estonia y Uganda son palpables. Mientras la primera es puntera en Europa en cuanto a nível de educación, la segunda languidece por tan siquiera contar con centros adecuados para impartir clases. Superar los obstaculos para alcanzar desarrollo social no solo compete a la educación de un pueblo, también intervienen muchos factores, entre ellos el grado de disponibilidad de recursos para invertir en desarrollo y sostenibilidad. Además de los protagonistas de dichas reformas que decidan como invertir dichos recursos. Para ampliar más esta información los invito a revisar la obra “Por qué fracasan los paises” de Daron Acemoglu y James A Robinson.
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