Caminar cientos de kilómetros, atravesar ríos y montañas. Simplemente caminar hacia un control fronterizo. Despedirte de los tuyos. No saber cuando regresarás. Todo esto es lo que siente en muchas ocasiones, quien emigra de su territorio. Quien deja todo atrás y comienza una nueva etapa. Y cuando se escribe “todo” es todo. No es solo lo material, es tu familia, tus seres queridos quienes sufren estas separaciones. Bien sea una guerra, una crisis económica, un desastre ambiental o un genocidio, las causas pueden ser innumerables. Adaptarte a las costumbres, lograr crecer en una nueva comunidad y mantenerte son retos nada fáciles hoy en día. Y más con el nivel de racismo y xenofobia existentes. Tiene mucho mérito y valor poder observar prosperar a extranjeros. Son ejemplos de lucha y superación. No son competencia, no nos quitan el trabajo. Todo lo contrario. Impulsan y diversifican la cartera y mano de obra para cientos de trabajos. Portugal admite obtener una “visa golden” es decir, si puedes aportar poco más de 250000 euros para el emprendimiento de un negocio, puedes optar a una residencia y posteriormente nacionalizarse. Esto es una formula para atraer no solo inversión, sino además paliar la tan vapuleada tasa de natalidad del viejo continente.
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