A los jóvenes de la República

de Mario Bravo

¡De pie, buen ciudadano! ¡De pie, joven ardiente!

Bien alto el corazón y bien alta la frente,

rebosante el espíritu de solidaridad,

vamos a nuestro estadio, hacia la plaza pública,

a celebrar el día de nuestra gran República

colonia de Humanidad.

Cantaremos un himno, una canción fraterna

que empiece: “Oíd, mortales”, como la estrofa eterna

de nuestra libertad.

Y en un millón de voces, bajo el tranquilo cielo

¡tienda el himno su vuelo

hacia el noble trabajo y la noble igualdad!