Para mi sorpresa cada vez es más frecuente observar parejas diversas (léase de sexualidad diversa) con demostraciones de afecto públicas. A mi me parece algo adorable a decir verdad, pero también creo que es un reflejo de cómo es que la sociedad está cambiando paso a paso, en tanto que aprende a tolerar, aceptar y respetar, las diferencias, el pluralismo y la otredad.
Políticamente hablando, cada vez son los menos, quienes se refieren a la homosexualidad, como una condición humana moralmente condenable. Si bien es cierto que los partidos conservadores, aún insisten en tratar de despojar de sus derechos a la comunidad sexo-diversa, lo hacen aduciendo a argumentos muy distintos que a una simple condena moral como por ejemplo, la "defensa" de la familia tradicional (como si se encontrase bajo un tipo de ataque).
Aún así, me es difícil no ver la perspectiva de los otros, que desde una visión de una realidad que escapa de su entendimiento, sienten que lo que aprendieron se encuentra bajo ataque, sienten que su sociedad se cae a pedazos. No imagino el sentimiento de pensar la clase de teorías alocadas que en ocasiones se terminan creyendo. Muchos de quienes apoyan ese tipo de planteamientos, lo hacen desde una perspectiva bastante retorcida, a través de una realidad que otros han pintado para ellos, y que usualmente viene acompañada de fatalismo y cuentos de terror, que describen al activismo LGBT, como un lobby con la agenda de destruir a la familia y acabar con la población mundial (conspiranoia total, vamos). Es el famoso cuento de la ideología de género, y piensan que existe un interés genuino en convertir el activismo LGBT en una suerte de dictadura moral que ponga, por ejemplo, a la heterosexualidad en el lado incorrecto de la balanza. Que su forma de vivir la vida sea moralmente condenada y socialmente desaprobada(aunque algunos aspectos machistas de la misma, de hecho deban serlo). En última instancia, creo que es un reflejo de que no quieren ser víctimas de las mismas situaciones de las que usualmente son victimarios (Y creo que eso debería comunicarles algo a ellos).
Y aunque en el fondo probablemente abrazan sus argumentos ya que les ayudan a justificar el rechazo que sienten en primer lugar, racionalizándolo y ayudándoles a sentir que se debe en realidad a razones "aceptables", es decir utilizándolo como fachada de su desprecio hacia lo diferente, me gustaría pensar que ese tipo de personas son los menos, y que las personas son fundamentalmente buenas, pero que estar expuestos a cosmovisiones y discursos de la realidad diferentes, les hacen evaluar las cosas de manera diferente, viendo en las personas distintas a un enemigo a vencer que encarna todo lo malo en nuestra sociedad.
En todo caso, y regresando al tema, incluso ellos entienden que tales puntos de vista son inaceptables en el mundo moderno y camuflan el discurso con palabras que no dejen ver el desprecio que sienten. Esto debería ser una buena señal, una señal de que el mundo está cambiando, una señal de que la sociedad se vuelve mas abierta.
Aún así debo decirlo, yo no me acostumbro a vivir mi sexualidad de forma tan pública y abierta como he visto a muchos otros. Crecí y me formé en otros tiempos (quisiera pensar que no tan lejanos, aún me considero un adulto joven), pero bajo la óptica que me vio crecer tuve oportunidad de escuchar de primera mano toda clase de comentarios despectivos, de personas cercanas a mi, hacia cualquier clase de demostración de amor distinto. Cuando te ves expuesto a condiciones adversas la mente siempre aprende una forma de adaptarse, es lo que usualmente se conoce como mecanismos de defensa. Mis mecanismos de defensa me hicieron relacionar demostraciones de afecto públicas, con reacciones negativas, el miedo a una burla, o a una mirada de discriminación o de odio, siempre están ahí y no me permiten abrirme de esa manera.
Al final del día, los asesinatos a miembros de la comunidad siguen siendo una realidad. Los grupos de odio aún están ahí, y todavía una gran parte de la sociedad mantiene pensamientos de rechazo hacia quien es distinto. ¿Es que en verdad las cosas están tan mal como las veo?¿O es que son mis temores, aprendidos e interiorizados desde la infancia, los que me ponen frenos mentales? No lo sé, la verdad es que no. Quiero pensar que el relevo generacional hará que este tipo de preocupaciones, paulatinamente, vayan desapareciendo. Que quienes aprendimos a cargar con este tipo de tabúes, iremos abriendo lugar a los que, nacidos y forjados en una sociedad nueva, puedan abrirse a quienes son en realidad, sin temor a nada.
¡Ábranse las puertas para la sangre joven, que viene borracha de libertad!
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