Hacia la automatización del trabajo.

¿Nos acercamos al colapso, o vamos hacia el fin del trabajo?

La idea de las máquinas siendo cada vez más avanzadas e integradas en cadenas de producción, al punto de desplazar al hombre, no es nueva y ha sido explorada muchas veces por diferentes escritores de ciencia ficción, por filósofos, y más recientemente por científicos. La revolución industrial, sacó de sus puestos de trabajo a muchos obreros y los reemplazó con líneas de ensamblaje. Muchos obreros, pensaron entonces que el enemigo era la tecnología, el desarrollo y el progreso, organizándose incluso para acabar con las máquinas, los famosos Ludistas. La historia, sin embargo, y la implacable rueda del avance tecnológico, terminó por imponer dichas estructuras y maquinaria y enterrar a los mecanismos de los Ludistas. Al final del día, la revolución industrial llevó a desarrollar una serie de nuevas actividades laborales de caracter más complejo, trabajos donde lo que es necesario, no es la fuerza física propiamente, sino otro tipo de capacidades técnicas. La proveeduría de servicios, la llamada tercearización de la economía. Este desvinculamiento del esfuerzo físico con las actividades laborales permitió a su vez la incorporación de la mujer al trabajo y (desde mi punto de vista) su correspondiente impulso en la lucha feminista, pues al garantizar a la mujer la capacidad de garantizar su subsistencia por si misma, pudo establecer condiciones suficientes para dar la batalla por sus propios derechos. Esto tuvo a su vez el efecto de incrementar la especialización en el trabajo y convertir a las universidades en centros para la especialización y la tecnificación de las actividades laborales, aunque eso vale para otro post, en lugar de ser simplemente lugares para la producción del conocimiento (Aunque sin embargo, siguen desarrollando esta función). Esta introducción de máquinas ha incrementado nuestra capacidad productiva y eso ha tenido, necesariamente, su impacto en el medio ambiente.


 Obreros Ludistas destruyendo maquinaria


Muchas corrientes de izquierda libertaria, sobretodo en el espectro anarquista, identifican como un problema (tal como antaño lo hicieren los ludistas) al desarrollo tecnológico y manifiestan una política antidesarrollista, con el objetivo de facilitar, por ejemplo, la gestión de nuestras sociedades desde las comunidades locales, pero esto supone un problema por varias razones, una de las más importantes es la complejidad actual de las cadenas de producción globales. Hay insumos de bienes indispensables (por ejemplo para la medicina) que requieren de materias primas limitadas o que existen en algunos cuantos países, y precisan redes de distribución apropiadas a una escala global y cadenas de producción eficientes. No solo es contrario a la forma en que nuestra sociedad se ha desarrollado, sino que se presenta como poco factible, y además, acaba con la posibilidad de que el desarrollo tecnológico pueda llevarnos algún día hacia la abolición del trabajo.


La tecnología tiene el potencial de liberar al ser humano de la carga del trabajo y permitirle el tiempo para un desarrollo personal pleno, que el ser humano pueda dedicar su tiempo para el arte y la creatividad, que el ingenio humano no tenga otro límite más que la propia imaginación de la humanidad. Ahora bien, el mismo desarrollo tecnológico que no ha parado desde aquellas épocas, nos lleva ahora frente a las puertas de la inteligencia artificial y lejos de entender estos avances como un paso más cerca en el camino de la liberación humana, nos encontramos (una vez mas) enfrentando el problema de la eventual destrucción del empleo. Y es que el avance tecnológico anterior, había estado limitado al trabajo físico, sin embargo a medida que la inteligencia artificial se sigue desarrollando y puede realizar tareas cada vez más complejas, va tomando cada vez más empleos de caracter especializado o intelectual. Ya sea la conducción de automóviles totalmente automatizada (y la consecuente desaparición de los chóferes), o el procesamiento del lenguaje natural que ha permitido a algoritmos de inteligencia artificial poder programar funciones simples, recibiendo como entrada una descripción del funcionamiento deseado en lenguaje natural, y generando como resultado el código necesario para ejecutar esas instrucciones (por mencionar algunos ejemplos llamativos al respecto), la inteligencia artificial no parece dejar espacio para dudas con respecto a que todo trabajo, parece ser en mayor o menor medida susceptible de automatizar.

Una cadena de producción llena de brazos robóticos armando distintas piezas


La inteligencia artificial es buena para identificar patrones complejos en volúmenes de datos relativamente amplios, (por lo que el análisis bursátil tampoco escapa de sus capacidades), y como estos ejemplos, hay muchos más que no tendría tiempo suficiente en mencionar. Una simple consulta en un sitio web como el siguiente:

https://www.npr.org/sections/money/2015/05/21/408234543/will-your-job-be-done-by-a-machine


Puede ayudarnos a observar ejemplos, como el caso de un bibliotecario, que tiene una probabilidad de ser automatizado de más del 97%, o un desarrollador de software tampoco está excento, con una probabilidad de automatización del 47%. Y también es necesario entender que estas cifras no son estables, y que a medida que la ciencia y la tecnología siga avanzando, perfeccionando y desarrollandose, esas probabilidades pueden seguir (y con toda seguridad seguirán) subiendo. Ante esa realidad ¿Que hacer? ¿Cómo puede mantenerse funcional un modelo social donde los empleos no son suficientes para todos sus miembros? ¿Creación de nuevos empleos? Ciertamente el problema con esta solución es que estos nuevos empleos creados tendrían que ser también inmunes a la automatización y no hay forma de garantizar tal cosa. Probablemente las únicas formas de empleo que podrían garantizar tal situación, estarían vinculadas a la creatividad humana, lo que debería ser una forma de desarrollo personal, terminaría convertido en la única forma de obtener un ingreso decente. Y esto sin tomar en cuenta que trabajos de tal naturaleza no necesariamente podrían ser desempeñados por todos, quienes no fuesen capaces de producir resultados con actividades creativas tendrían que competir con las máquinas, y dado que no pueden ser más productivos que las mismas, tendrían que ser más baratos, acentuando así la precarización del trabajo.

Quizá es por eso que algunos empresarios hablan de conceptos como la Renta Básica Universal como una forma de reducir el impacto de este fenómeno. Probablemente un modelo basado en la propiedad masiva de acciones, de forma que se capitalice la economía y se incrementen las inversiones, a la par que los ciudadanos puedan vivir de las rentas obtenidas por la automatización del trabajo, podrían ser una solución relativamente apropiada, pero aún así tiene sus propias limitaciones. Ya que se basan en la idea del crecimiento perpetuo de la economía. El capitalismo, como sistema económico, es insostenible en el tiempo, en tanto que tiene un ciclo de expansión constante, extrae ganancias del trabajo de los empleados (léase la mayor parte de la sociedad) y se utiliza para incrementar el volúmen del capital y la producitividad (Lo cual implica una mayor extracción de recursos). Toda actividad económica, por más desligada que la veamos del proceso de extracción primario de recursos, recae de manera directa o indirecta en el mismo. Ya sea quien trabaja en diseño y/o animación, cuya herramienta de trabajo es una computadora que por si misma requiere ser producida, pero que además consume energía eléctrica cuya generación proviene de materias primas limitadas en muchos casos, o quien se dedica a dar atención médica, con sus correspondientes insumos médicos. Atención a clientes y la infraestructura telefónica, entre un largo etcétera. En suma, si cualquier actividad económica crece, también lo hace nuestro consumo de recursos. ¿Cómo podemos garantizar la continuidad de nuestra sociedad, en un entorno de recursos limitados? ¿Puede el capitalismo existir sin crecimiento perpetuo? ¿Cuál es la alternativa?

No quisiera ser yo simplemente un pesimista, mis planteamientos aquí perfectamente pudieran ser contestados por alguien que opine diferente, y pienso que es un debate que valdría la pena mantener, sin embargo, creo que hay evidencia suficiente para pensar que la dirección hacia donde vamos, no dista tanto de lo aquí descrito.


Yo tengo algunas ideas al respecto, sobre como podríamos pensar un futuro más humano, una sociedad más estable y sostenible, aunque no pretendo ser quien, como un iluminado, venga a dar las respuestas y soluciones al mundo, la forma que debe tomar una nueva sociedad es un tema que vale la pena debatir y definir ampliamente y que debe provenir del consenso social y de la deliberación democrática (pero democracia de base, democracia verdadera, lo cual es tema para otro post). Dentro de la academia existen muchas posturas interesantes que merece analizar, pero lo primero que tenemos que lograr, es garantizar que se posicione dentro de la sociedad, que el sistema es insostenible, luego podremos pensar en cómo lo solucionaremos. En la actualidad, el cargar la responsabilidad a la sociedad en abstracto, en lugar de a la estructura fundamental del sistema económico ha funcionado muy bien, y cuando llegue el colapso, lejos de dirigir el debate rumbo a un cambio de paradigma en nuestra estructura económica, conseguirán cargar la culpa a las masas trabajadoras que hacen lo necesario para subsistir, si no logramos posicionar en el ojo del debate público que se trata de un problema sistémico, cuando lleguemos al punto límite (y ya estamos muy cerca) estaremos descuidados en la posibilidad de plantear soluciones reales, mas allá de una crisis económica que reajuste las condiciones de la producción global (con su correspondiente crisis humanitaria asociada).  Creo, sin embargo, que probablemente esas reflexiones deberán quedar para otro momento, que este post ya me está quedando muy largo.